Opinión

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Nadie cree a los mentirosos, ni siquiera cuando dicen la verdad

Por: Erick García

“Primero los pobres”, dijo AMLO en su campaña presidencial. Pero cabe preguntarse ¿primero en qué? y ¿de qué pobres hablaba? Desde luego, nunca lo especificó. Para ser exactos, en el mes de marzo se nos informó a los mexicanos que para minimizar el contagio del virus mortal, todos deberíamos de quedarnos en casa y cumplir una cuarentena obligatoria sin salir a trabajar ni realizar actividad alguna que nos pusiera en riesgo de contagio. Llevamos casi tres meses encuartelados por la emergencia sanitaria a razón de la pandemia provocada por el COVID-19, y podemos percatarnos de la terrible situación que trajo consigo: crisis económica, crisis sanitaria y falta de empleos.

La situación en el país es catastrófica, millones de trabajadores fueron descansados, los pequeños comerciantes y los ambulantes se quedaron sin sustento, los trabajadores fueron enviados a sus casas sin ningún compromiso que garantizara el sostenimiento alimentario y así poder librar esta cuarentena, los pocos que pudieron hacer sus “ahorritos” pues más o menos se la van librando, pero la inmensa mayoría se debate entre el hambre y el abandono, el despido masivo de los trabajadores, paralizó la economía, la gente tiene hambre, se está muriendo de hambre, mientras tanto la pobreza no se puede ocultar porque las necesidades son muchas en cada familia, en nuestra Carta Magna está plasmado el artículo 4° donde señala que toda persona tiene derecho a una alimentación suficiente y de calidad, tiene derecho a la salud, tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento del agua para consumo personal y doméstico de forma suficiente, saludable, aceptable y asequible, y toda familia tiene derecho también a una vivienda digna y decorosa.

¿Y los pobres? Nos queda aún más claro que las leyes en México sólo son letra muerta, porque no sirven para nada, y aunque se modificarán una y otra vez las cosas no van a cambiar porque los dueños del poder siempre velarán por sus propios intereses. Y no nos hagamos ilusiones que Andrés Manuel López Obrador cambiará esta realidad, ya vimos que no, las lecciones son evidentes, y es necesario reflexionar, millones de pobres en el mar de la pobreza y todavía se suma la ola de los contagios, es difícil vislumbrar el futuro porque es incierto, y eso de “volver a la normalidad”, ¿cuál?, pues nunca habido normalidad estos estragos de miseria, ante la falta de alimentación, agua y salud, en la crisis sanitaria y económica, etc, es lo que siempre hemos vivido, solo que el Covid-19 aceleró el problema que sin duda ya venía de tiempo atrás.

La selección natural, según predicaba Darwin, junto con la evolución de las especies, hacen que un individuo de una determinada especie se adapte al medio, con lo que encontramos que el mejor adaptado es el que sobrevive. Los pobres no estamos en condiciones: o es el virus o es el hambre. En ese sentido se encuentra la masa empobrecida, que todos los días busca que comer para medio ir sobreviviendo, salen a buscar trabajo porque tienen hambre, salen a las calles con la esperanza de regresar a casa con algún alimento para sus hijos.

Citando la fábula “el pastorcito mentiroso” de Esopo: había una vez un joven pastor que estaba cuidando su rebaño en el monte. Un día decidió divertirse asustando a los labradores que se hallaban en las cercanías y comenzó a gritar: —¡El lobo! ¡El lobo! ¡Socorro! ¡Un lobo ataca mis corderos! Los labradores dejaron sus tareas y corrieron a ayudarle. Cuando vieron que no era cierto, y que el niño se había burlado de ellos, volvieron a su trabajo. Poco tiempo después, el muchacho volvió a hacer lo mismo y nuevamente los aldeanos llegaron corriendo, pero se dieron cuenta de que sólo lo hacía para reírse de ellos. Pero sucedió que un día un lobo entró de verdad en el corral y empezó a matar a los corderos. Esta vez, el niño, muy asustado, corrió en busca de ayuda gritando: —¡El lobo! ¡El lobo! —gritó—. ¡Un lobo ataca mi rebaño! ¡Socorro! Pero por más que gritaba, los labradores no se movieron, pues pensaron que era otra de sus bromas. Y así fue como el pastorcito perdió todas sus ovejas. Enseñanza: di siempre la verdad, y las personas depositarán su confianza en ti, dicho de otro modo, nadie cree a los mentirosos, ni siquiera cuando dicen la verdad. 

Es verdaderamente indignante, lo podemos comprobar pues ya vimos que las promesas de campaña y los discursos bonitos para los pobres no se cumplirán, pero de algo sí estoy seguro: que tarde o temprano el pueblo se lo cobrará, por haberle mentido y por haberlo abandonado cuando más lo necesitaba. Asimismo, considerando los datos del (Coneval), tendremos entre 8.9 y 9.8 millones de personas más con recursos insuficientes para adquirir una canasta básica, o sea que alrededor de 100 millones de mexicanos se quedarán y sufrirán algún grado de pobreza, a ustedes los invitamos a crear un frente común para que le hagamos frente a este gigante que es la pobreza, porque a Morena le quedó grande el puesto.

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